La Devoción de “El VIACRUCIS”, es meditar la Pasión de Nuestro Señor. Las Estaciones son 14 crucecitas de madera, pegadas en las paredes de la iglesia. Los 14 cuadros o grupos de imágenes, representan varias escenas del camino de Cristo al Calvario, no son estrictamente necesarios; solamente nos ayudan a meditar.
Aquellos que devotamente hacen El VIACRUCIS, pueden ganar Indulgencia Plenaria cada vez que lo hagan; una indulgencia plenaria adicional se gana con la recepción de la Sagrada Eucaristía en el mismo día.
Aquellos que no sean capaces de hacer El Vía Crucis, pueden ganar la misma indulgencia, si cogen en la mano un crucifijo bendecido para éste fin y devotamente recen veinte veces El Padre Nuestro, Avemaría y Gloria. Los enfermos pueden ganar - Después de la muerte, si estos devotos llegasen al purgatorio, Yo los libraré de ese lugar de expiación, el primer martes o viernes después de morir.
7.- Yo bendeciré a estas almas cada vez que rezan el Vía Crucis; y mi bendición les acompañará en todas partes de la tierra. Después de la muerte, gozarán de esta bendición en el Cielo, por toda la eternidad.
8.- A la hora de la muerte, no permitiré que sean sujetos a la tentación del demonio. Al espíritu maligno le despojaré de todo poder sobre estas almas. Así podrán reposar tranquilamente en mis brazos.
9.- Si rezan con verdadero amor, serán altamente premiados. Es decir, convertiré a cada una de estas almas en Copón viviente, donde me complaceré en derramar mi gracia.
10.- Fijaré la mirada de mis ojos sobre aquellas almas que rezan el Vía Crucis con frecuencia y Mis Manos estarán siempre abiertas para protegerlas.
11.- Así como yo fui clavado en la cruz, igualmente estaré siempre muy unido a los que me honran, con el rezo frecuente del Vía Crucis.
12.- Los devotos del Vía Crucis nunca se separarán de mí porque Yo les daré la gracia de jamás cometer un pecado mortal.
13.- En la hora de la muerte, Yo les consolaré con mi presencia, e iremos juntos al cielo. La muerte será dulce para todos los que Me han honrado durante la vida con el rezo del Vía Crucis
14.- Para estos devotos del Vía Crucis, Mi alma será un escudo de protección que siempre les prestará auxilio cuando recurran a Mí.
“Jesús, María, José, Os amo. Salvad vidas, naciones y almas. Amén.”
Si se realiza esta devocion en comunidad se puede comenzar con un canto propio de cuaresma. Tambien en comunidad entre estacion y estacion se pueden cantar unas pocas estrofas de un canto propio de cuaresma. Se trata de repetir este mismo canto entre estacion y estacion. Al final, cuando la procesion del Sacerdote se marcha se puede hacer cantar algun canto piadoso propio de la cuaresma .
Inicio de “El Víacrucis”:
“Y después se mofaron de Él, le quitaron el manto y habiéndole puesto otra vez sus propios vestidos, le sacaron a crucificar”
Mateo 27, 31
PRIMERA ESTACION
“Jesús condenado a muerte”.
Te adoramos Señor y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimisteis al mundo.
En la madrugada, el sanedrín condenó a Jesús a muerte; ahora un Pilatos temeroso y chantajeado por los del sanedrín, entrega a Jesús a los judíos para que le crucificasen. Jesús la inocencia misma, acepta ser el gran culpable en nuestro lugar. Toma sobre sí nuestros pecados, se vuelve el más grande pecador, porque no queremos llevar nuestras faltas. Así cargado con todos los pecados de la humanidad, EL apaciguó la cólera de su Padre Divino. Contemplando a Jesús condenado a muerte, pidamos la gracia de reconocer nuestras faltas, de humillarnos, de no tratar de buscar excusas; reconocernos pobres pecadores. He ahí la primera condición para beneficiarnos de los frutos de la Redención adquiridos por la dolorosa Pasión de Nuestro Salvador.
Dejemos de justificarnos, de excusarnos, o de culpar a otros por nuestras faltas, arrepintámonos y corrijamos nuestro rumbo hacia la vida verdadera que es el mismo Jesús.
SEGUNDA ESTACION
“Jesús con la Cruz a cuestas”
Te adoramos Señor y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimisteis al mundo.
Jesús acepta la Cruz, la besa tres veces y la carga con amor, cuyo peso es de nuestros pecados. Si Jesús no hubiera aceptado el sufrir por nosotros, estaríamos perdidos. Sin los méritos infinitos adquiridos por la Pasión de Nuestro Señor, sin su infinita Misericordia, todos estaríamos condenados.
Agradezcamos a Jesús y recordemos las grandes obras de amor alcanzadas en su Pasión. En efecto, si Dios nos envía sufrimientos, pruebas de todas clases, es para salvarnos aún en contra nuestra. Los hombres perderían, irían al infierno, si Dios les dejara vivir en lo cómodo, puesto que “el camino al cielo es estrecho”. En su bondad y misericordia, no deseando que los frutos de la su Redención sean inútiles, Dios envía sufrimientos de todo género a los pobres humanos. Pidamos la gracia de aprovechar lo que nos envía el Señor, aceptándolo con mucho amor. Besemos la Cruz que nos da.
TERCERA ESTACION
“Jesús cae por primera vez”
Te adoramos Señor y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz, redimisteis al mundo.
Jesús había sufrido tan sangrienta flagelación, que sin un milagro no habría podido cargar con la cruz y llegar al Calvario. Los profetas habían anunciado que el Salvador sería colgado del madero. Así eran los designios de Dios: “Su hijo bienamado debía morir crucificado”. Pidamos a Dios, la gracia de hacernos llegar hasta el fin de nuestra jornada, de llevar a cabo nuestro peregrinar terrestre tal como Dios nos lo ha trazado. Pidamos de aguantar hasta el fin, de perseverar no importa lo que pase, a pesar de las pruebas y dolores de la vida a fin de obtener la recompensa prometida a las almas que perseveren hasta el fin. Pidamos ésta perseverancia por los méritos de la Santa Pasión de Jesús.
Los acontecimientos trágicos conmemorados cada año a través de la Semana Santa, no fueron sino la Pasión exterior y final de Nuestro Señor; toda su vida sufrió su real Pasión y su Madre estuvo asociada.
CUARTA ESTACION
“Jesús encuentra a su Madre Santísima en su camino”.
Te adoramos Señor y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimisteis al mundo.
Nuestro Señor y su Santísima Madre siempre estuvieron muy unidos, no eran más que uno. Durante la Pasión, nuestra buena Madre estuvo íntimamente ligada a su Divino Hijo; le siguió en el camino del Calvario y participó de sus sufrimientos al más alto nivel. No sin razón, la llamamos la Madre Dolorosa, Nuestra Señora de los 7 dolores. Pidamos a su Santísima Madre que interceda por nosotros a su Divino Hijo, para que nuestras almas redimidas a tan alto precio, sean purificadas por la misericordia divina.. Que esta santa Pasión, derrame gracias excepcionales sobre nuestra familia espiritual, sobre toda la cristiandad y sobre tantas almas que van hacia el camino de la perdición.Señor Jesús, que vuestra preciosísima Sangre purifique las almas por las que habéis muerto con tanto amor y que Vuestra Santísima Madre nos acompañe para ir en pos de ti.
QUINTA ESTACION
“Simón el cireneo, ayuda a Jesús a cargar la cruz”
Te adoramos Señor y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimisteis al mundo.
Toman a un hombre venido del campo y lo obligan a cargar con la Cruz, yendo en pos de Jesús; porque creen que no llegue vivo al lugar del sacrificio. Todos los días en nuestro prójimo sufrido y golpeado por la prueba, es el mismo Jesús que se nos presenta camino al Calvario. Pidamos la gracia de imitar el gesto de Simón, ayudándole a llevar Su Cruz. “Lo que hicisteis a uno de estos Mis hermanos menores, a Mí me lo hicisteis”, dice el Señor.
Nos falta la fe viva para reconocer a Jesús que pasa cada día y varias veces por día por nuestro camino para darle una manita.
Pidamos a Dios el saber reconocer a Jesús que continúa Su Pasión en Sus miembros sufridos y podamos asistir a quien lo necesita. Pero esta misma Pasión se perpetúa sin cesar entre nosotros, a favor de la humanidad; se renueva místicamente en todo instante del día sobre nuestros altares y en la vida de los miembros sufridos del cuerpo místico de Jesús.
SEXTA ESTACION
“La Verónica con un paño limpia el rostro de Jesús”
Te adoramos Señor y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimisteis al mundo.
Esta mujer piadosa y valerosa, se acerca al Señor y le limpia su manchado rostro de sangre, sudor, lágrimas y polvo que nublaban su vista y le impedía ver su camino. Todos los días, podemos limpiar el rostro martirizado de Jesús en nuestro prójimo.
Verónica demostró su amor a Jesús en una forma esplendorosa, pero también nosotros podemos demostrar éste amor cien veces al día, si lo deseamos. Amamos lo espectacular, amamos lo excepcional, pero nos falta amor. ¿Porqué la Verónica hizo ese gesto tan valeroso cuando los apóstoles huían?; es porque ella amaba y el amor tiene alas. Pidamos ésta gran gracia de amor a Dios y que Jesús por Su santa Pasión, abrase nuestro corazón con Su amor, ese amor que nos hará bien y ser prestos a todo por Dios y para Dios.
Todos los días podemos proclamar nuestra adhesión a Jesús, siendo fieles a Su Evangelio..
SEPTIMA ESTACION
“Jesús cae por segunda vez”
Te adoramos Señor y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimisteis al mundo.
Somos los grandes culpables de la Pasión de Jesús y nos gustaría aparentar, ser los inocentes. ¿Olvidamos que por una nada, estamos a menudos dispuestos a poner a Jesús en tortura? Lo ponemos en la balanza por un vil placer, una pequeña satisfacción. Olvidamos que, somos nosotros como los verdugos que por nuestros pecados, dimos poder a Satanás de asesinar a Jesús. Ponemos a Dios por un camino y en otro camino a las cosas vulgares y a veces escandalosas, y preferimos irnos por éste último y cerrar nuestro corazón a la Verdad, a la verdadera vida. Perdón Señor, perdón por nuestra ceguera espiritual. Os pedimos la gracia de hacernos comprender la malicia de nuestras faltas, la gravedad de todas nuestras desobediencias a Vuestros Mandamientos, a Vuestra Voluntad.
Hacednos comprender Oh Jesús, la malicia de nuestros actos y concédenos la gracia de la conversión y Vuestro perdón por los méritos de tus Santas llagas.
OCTAVA ESTACION
“En su camino Jesús encuentra a hijas de Jerusalén y las consuela”
Te adoramos Señor y te bendecimos porque con tu Santa Cruz, redimisteis al mundo.
“Mujeres de Jerusalén no lloréis por mí, llorad mas bien por vosotras mismas y por vuestros hijos” dijo el Señor a las plañideras. La verdadera tristeza es el pecado, no es la Pasión en sí misma; porque todos los males del mundo, vinieron por el pecado. Tenemos nosotros los pobres humanos, que admitir ésta culpabilidad y golpearnos el pecho, porque el Señor ha sufrido por causa de nuestros pecados y por los del mundo entero.
La mayor tristeza, es que el hombre en general, no quiere seguir el camino señalado por Dios en su Mandamientos y en su Evangelio. El hombre ha deformado éste camino que lleva al Cielo, y todas las desgracias siguen en la tierra: guerras, injusticias, sufrimientos de todas clases proliferan, porque han cerrado su corazón a Dios y se dejan guiar por sus instintos materiales; tenemos un corazón de piedra.
Jesús no ha dicho a todos:”Abran su corazón, no su mente”. Pidamos a Dios, un corazón de carne.
NOVENA ESTACION
“Jesús cae por tercera vez”
Te adoramos Señor y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimisteis al mundo.
“El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. El Hijo de Dios vivo, tomó nuestra humanidad, nuestras debilidades, y las cargó en su Cruz hacia su Crucifixión y Muerte ignominiosa. “No hay mejor amigo, como el que da la vida por los demás” dice el señor y lo demostró. El hizo de nuestras culpas su carga, y la carga de nuestros pecados fue su cruz.
Oh Señor, Salvador nuestro, concédenos la gracia de ser hostias inmoladas y crucificadas en vos, haced que lleguemos a ser vuestros apóstoles de los últimos tiempos para enardecer la cristiandad, encender los corazones de nuestros hermanos y hermanas, para que la humanidad disfrute de mejores días, para que todo el orbe viva para adorarte y bendecirte por todo lo que haz hecho por nosotros. “No hay mejor amigo, como el que da la vida por los demás”, y tú Rey de la Gloria lo haz hecho; por eso tu Nombre está sobre todo nombre en la tierra y cielo. Como San Pablo: “Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí”.
DECIMA ESTACION
“En el Calvario, Jesús es despojado de sus vestiduras”
Te adoramos Señor y te bendecimos porque con tu Santa Cruz, redimisteis al mundo.
Jesús es despojado de sus vestiduras, se los reparten los soldados; y su manto hecho de una sola pieza, se lo sortean. Jesús, decidido a consumar la Redención del género humano, se deja como la oveja al matadero, sin rebelarse, solo sufrir las ignominias que le hacen los soldados, sobre todo, por obediencia hace la Voluntad del Padre, único camino de Salvación para nosotros. Pidamos perdón a Dios por todas nuestras rebeldías a sus Mandamientos, por toda la humanidad que ha perdido la decencia, los valores de la vida, la castidad moral. Conociendo el sacrificio del Señor, aún le somos infieles; dolémonos por nuestros pecados y arrepintámonos de los grandes pecados que hemos cometido, la Misericordia de Dios es mucho más grande y está siempre dispuesto a perdonarnos si lo buscamos y le pedimos humildemente perdón.
DECIMAPRIMERA ESTACION
“La Crucifixión del Señor”
Te adoramos Señor y te bendecimos porque con tu Santa Cruz, redimisteis al mundo.
En el madero que El llevó, le clavan sus manos, primero su izquierda y después su derecha, lo elevan y terminan la Crucifixión, clavándole sus pies; el árbol de la Vida, ya ha sido plantado en la tierra: Jesús Crucificado. Pero antes de expirar, estando su Augusta Madre y Juan al pié de la Cruz, mirándolos les dijo: “Mujer he ahí a tu hijo, hijo he ahí a tu Madre”. Ella, la Virgen y Madre, es parte activa del Misterio Salvación de Dios, por lo tanto, Ella es nuestra Corredentora y es el medio más corto para llegar a Jesús, el Hijo de Dios y Salvador nuestro, Jesús es el único puente para llegar finalmente a Nuestro Dios Padre. Con ésta Esperanza vivamos.
Pidamos a Dios Padre, la gracia de ir siempre en pos de su Amado Hijo Jesús; de esta manera, Dios cumple la promesa que les hizo a Adán y Eva al expulsarlos del Paraíso por desobedecer: “Les enviaré a un Salvador”, y a la serpiente le sentenció: “Una Mujer te aplastará la cabeza”. Ella es Maria.
DECIMASEGUNDA ESTACION
“Jesús muere en la Cruz”
Te adoramos Señor y te bendecimos porque por tu Santa Cruz, redimisteis al mundo.
Contemplemos a Nuestro Divino Maestro y Salvador, suspendido entre el cielo y la tierra. La Obra ya ha sido consumada, la Gran Promesa a Adán y Eva, ya ha sido cumplida. “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, e inclinando la cabeza, Jesús expira. Pidamos a ésta Madre de Dolores, que imprima profundamente en nuestros corazones las llagas de Jesús crucificado; pidámosle que nos enseñe las cosas del cielo, todos los Misterios de nuestra religión en particular éste gran Misterio de la Redención que muchos no entendemos y nos vamos por otros rumbos peligrosos, desdeñando la Esperanza de su Promesa Divina que es la vida eterna. Un Dios haciéndose hombre y muriendo por sus criaturas, ¿Quién lo podrá entender?, es un Misterio de Amor; es algo que no podemos concebir en nuestras mentes limitadas, es superior a la inteligencia humana. Pero si abrimos nuestros corazones, lo entenderemos.
DECIMATERCERA ESTACION
“Jesús es bajado de la Cruz”
Te adoramos Señor y te bendecimos porque por tu Santa Cruz, redimisteis al mundo.
Contemplemos a Jesús todavía en la cruz, su cuerpo inerte, desfigurado, lleno de heridas, todo desgarrado.
Y preguntémonos: ¿EL ha hecho todo esto por mí?.
Esto es una gran prueba de Amor, que nadie puede dudar. Si alguno de nosotros fuese condenado a padecer todos los tormentos que Jesús sufrió: La Flagelación, La Coronación de espinas, La Crucifixión, y que otro viniese y te diga: No, no amigo mío, déjame tomar tu lugar; yo voy a sufrir todo eso por ti. ¿Dudarías acaso del amor de esa persona por ti?. Eso es lo que Jesús ha hecho por ti y por todos nosotros. Hagamos un serio Examen de Conciencia y preguntémonos si seguimos las huellas de Jesús sufrido. Démonos cuenta y de una vez por todas aceptemos que merecemos sufrir para expiar nuestras culpas, nuestros pecados. Es lo menos que podemos hacer en éste mundo, si queremos tener parte en el Reino de Jesús en unión de Nuestra Madre Santísima.
DECIMACUARTA ESTACION
“Jesús puesto en el sepulcro”
Te adoramos Señor y te bendecimos porque por tu Santa Cruz, redimisteis al mundo.
Por temor a los judíos y antes del anochecer, conducen el cuerpo de Jesús a un sepulcro nuevo horadado en la roca, allí lo depositan, se despiden de EL y cierran la entrada con una gran piedra plana. En el corazón de su Madre Dolorosa, penetra La Soledad, porque ya no tiene a su lado a su Hijo Amado. Hay que estar dispuestos a despojarnos del hombre viejo y enterrarnos con El, si queremos resucitar con Nuestro Divino Maestro a una nueva vida, una vida de amor y generosidad.
Que por los méritos de su Santa Pasión , Jesús haga éste milagro en nuestro favor, pero hay que estar dispuestos a su Divina Voluntad.
La Pasión y muerte del Dios hecho hombre, es el acontecimiento más extraordinario en la historia de la humanidad; jamás podrá ser borrado. Se habla de toda clase de acontecimientos, pero el de Jesús muriendo por la humanidad, es el mayor de todos.
Colaboracion de Juan Rajs G.
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